Es, probablemente, la conversación menos deseada por cualquier mortal, aquella a la que se le tiene más miedo y de la que surgen tantos mitos contraproducentes que hacen nadie quiera sacar el tema. Hablemos de suicidio.
En España no se habla de suicidio pese a que este ha incrementado notablemente en los últimos años y que se ha mantenido como la principal causa de muerte no natural en el país. Con una tasa actual de aproximadamente 11 suicidios al día se conforman unos datos que asustan: 4003 suicidios en España en 2021.
Muchas veces hemos oído que hablar del suicidio con alguien es peligroso porque podríamos estar dándole ideas que no había tenido a esta persona... e incitarlo al suicidio. Pero, ¿es cierto que hablar de suicidio lleva a cometerlo?
Primero cabría explicar a qué nos referimos por “hablar del suicidio” y debemos destacar lo siguiente: No toda mención del suicidio es útil. Esto es MUY importante porque el peligro de hablar del suicidio no está en hablar de este, sino en cómo se habla sobre él.
Entonces, ¿qué es "hablar del suicidio"? Por “hablar del suicidio” nos referimos a explorar en la conversación las distintas alternativas que la persona ha tomado para salir de su situación.
Comenzaremos por la forma INCORRECTA de hablar del suicidio.
Primeramente, jamás de los jamases se debe mostrar a nadie cómo hacerlo. De lo contrario, puedes, indudablemente, incitar a que se cometa el mismo.
De hecho, cuando en los medios de comunicación decían que se había cometido un suicidio y detallaban cómo se realizó con mucha información, las siguientes semanas siempre hubo un repunte de intentos con ese mismo método en las urgencias de los hospitales.
Este es el efecto Werther* y la razón por la que los medios de comunicación pasaron de comunicar los suicidios de la manera en que lo hacían a pasar a no hablar del tema, convirtiéndolo en tabú, por miedo a que ello alentase más suicidios.
Ni tanto, ni tan poco... Es decir, hablar de cómo se realizó y detallarlo puede generar un aumento en esa forma de matarse pero que los medios de comunicación decidan silenciar el tema genera un halo de misterio y romanticismo que tampoco es beneficioso.
En segundo lugar, el suicidio no es la consecuencia directa de una única causa.
Deja de simplificarlo. No se trata de un "terminaron su relación porque conoció a otra persona y entonces se suicidó" o un "le dijeron que no continuaría en la empresa y entonce se suicidó" o un "dejó de pagar su hipoteca y entonces se suicidó".
Se dan un cúmulo de factores que acaban derivando en que esa persona termine por quitarse la vida... y ni si quiera ese cúmulo de factores en otra persona tendrían que derivar en el mismo resultado.
Si bien una persona con un trastorno depresivo puede terminar suicidándose, no por ello habría que decir "se ha suicidado X; tenía depresión."
En tercer lugar, no es una forma romántica de dejar un legado para el futuro.
Del mismo modo, tampoco es una forma excepcional de resolver un problema. Deja de mostrarlo con un halo de romanticismo tipo Romeo y Julieta o como la solución a sus problemas.
El problema de esa persona sigue estando (pasa a la pareja o familia) y el legado que deja, además de ese problema, es el de la incertidumbre y culpa por no haber podido remediar tal acontecimiento.
Pasemos a la forma (más) CORRECTA de hablar del suicidio
Destacamos dos posibles acontecimientos que podrían dar lugar a hablar del suicidio: que alguien te diga que ha pensado en suicidarse y que tengas que hablar a un grupo de personas sobre algún suicidio.
En el primer caso, NO minimices esa consideración suya diciendo que es una chorrada o una tontería; Acéptala y explórala porque quizás no tengas otra oportunidad para hacerlo.
Pregúntale qué le ha llevado a pensar en el suicidio y cómo se siente teniendo eso en mente. Usando el sentido común y hablándole de sus sentimientos, si alguien nos dice estar considerando el suicidio, es un mito pensar que pondremos en más peligro su vida.
A partir de ahí, genérale esperanza y derívalo a profesionales hablando de que puede ser normal tener pensamientos suicidas y que si sus emociones están ahí enfrascadas siempre puede recurrir a psicólogos/as para tratar de comprender qué le ocurre.
En el otro caso, evita los puntos ya comentados de la forma INCORRECTA de hablar del suicidio y utiliza un lenguaje sin sensacionalismos, aprovechando la situación para educar con divulgación sobre factores de riesgo (señales de aviso previo, perfiles) y protección (hablar de la ideación suicida, de que es lo que le hace sufrir).
Añade también información sobre recursos e instituciones a su disposición si tuvieran tales pensamientos o supieran de alguien cerca que les haya manifestado que los tenga. Y, finalmente, comunica que es un problema de salud tratable.
*Efecto Werther = El efecto imitativo de la conducta suicida. El nombre proviene de la novela “Las penas del joven Werther“, del escritor alemán Wolfgang von Goethe en la que el protagonista termina suicidándose por amor.
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