Como muchas de las personas que lo utilizan como insulto no tienen ni la más remota idea de lo que significa, este post va especialmente dedicado a ellas…
¿Qué es el Trastorno Bipolar?
El trastorno bipolar (también llamado antes como maníaco-depresivo) se da como consecuencia de una alteración de los mecanismos cerebrales reguladores del estado de ánimo. De hecho, en el DSM- manual que podría ser a psiquiatras y psicólogos lo que la Biblia es a los cristianos- se clasifica dentro del apartado de trastornos del estado de ánimo.
El trastorno bipolar no es lo mismo que los “altibajos” que experimentan todas las personas. Se le llama trastorno “bipolar” porque el estado anímico de la persona puede alternar entre dos polos opuestos de un continuo, la manía y la depresión. No obstante, esto no significa que salten directamente de un polo al otro; entre episodios, su humor puede ser normal (eutímico).
Lo que le ocurre a la persona con este trastorno es que las alteraciones emocionales que tiene son mucho más acentuadas que las de cualquier persona no sólo en intensidad, sino también en duración. A diferencia de los “subidones” y “bajones” normales que experimenta cualquier persona, durante días, semanas o meses quien sufre un trastorno bipolar puede estar en un estado de manía, hipomanía o depresión.
¿Y qué es eso de los estados de manía, hipomanía o depresión?
El estado más fácilmente descriptible es el depresivo por su similitud con la Depresión. Cuando se encuentra en la fase depresiva, la sintomatología más común es la siguiente: Cansancio, falta de concentración, apatía, baja autoestima, se sienten vacíos/as y tristes, se encuentran en un pozo, tienen intensos deseos de morir…
¿Qué es la manía e hipomanía en el trastorno bipolar?
Cuando se encuentran en la fase maníaca, el cuadro clínico es también muy característico: Desarrollan una actividad excesiva e inusual incluso en ámbitos que jamás pudieron interesarles (pueden tratar de querer descubrir una vacuna para el cáncer y no haber investigado jamás en ese u otro ámbito), se muestran extremadamente habladores, se encuentran irritables porque tienen una inmensa lluvia de ideas que no dan abasto a expresar… y en casos extremos hasta sobrevaloran sus propias capacidades físicas y/o cognitivas, llegando a creer que tienen poderes sobrenaturales o a perder todos sus ahorros en negocios “bomba” que han ideado en un microsegundo.
Estamos, por tanto, tratando con una persona normal cuyo trastorno- que no ha elegido tener- distorsiona intensamente su personalidad y le hace sufrir a él o ella y a quien le rodea. Así que si quieres insultar a alguien, en lugar de llamar a esa persona “bipolar” prueba con “alcornoque”, “cenutrio” o “melón”…
PD: Además, existe otro tipo de bipolaridad llamada “mixta”. En ella se dan simultáneamente algunos síntomas de los estados típicos de manía y de depresión… Pero el fin último de este artículo era concienciar para que se evite utilizar el término “bipolar” como un insulto.