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artículos de lectura rápida sobre distintas temáticas de psicología

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  • GUSTAVO TORRES FERNÁNDEZ
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 21 ago 2023

¿Abortar o no abortar?


Supongo que tomar la decisión de abortar no es como tomar la decisión de qué par de calcetines te pones hoy… Habrá una conciencia detrás de esa toma de decisión y una valoración al detalle de qué supone abortar o no hacerlo.


Partiendo de esta premisa, de que tomar la decisión de abortar o seguir con el embarazo es en sí algo complejo y determinante para el resto de su vida (a diferencia, supongo, de la elección de calcetines que haga en el día de hoy) y ello llevará a la persona a que reflexione acerca de qué considera que es lo idóneo en sus circunstancias, me cuesta comprender la utilidad de los “grupos provida” que se reúnen frente a las puertas de las clínicas de planificación parental para acosar a quienes van a entrar a ellas.


¿Sentirse presionada ayuda a tomar decisiones más acertadas?


Esta reflexión viene porque casualmente he pasado muy cerca de la puerta de una clínica en la que, entre otras cosas, las mujeres que han decidido abortar por la razón que fuere, pueden hacerlo. Para sorpresa mía, dado que desconocía que estuviera esa clínica ahí, en la parte opuesta de la calle en la acera esperando se encontraba un grupo de cinco personas.


feto embarazo aborto psicólogo

Lo notable es que he reparado en ese grupo y en la clínica porque al pasar he tenido la extraña sensación de que se me estaba analizando de pies a cabeza, como si de pronto fuera una presa a la que cazar. Ha sido entonces cuando he dirigido mi mirada hacia tan peculiar grupo que analizaba cada uno de mis movimientos y cuando he observado que llevaban panfletos y pulseritas en las manos y camisetas puestas en las que se leía claramente “provida”.


Sin ser mujer. Sin estar embarazada... ¡Y me he sentido intimidado! Imagino que ese es el propósito de tales grupos pero, siendo así, va contra mi primera premisa de que es una toma de decisión personal, razonada y meditada de quien no quiere tener un/a hijo/a. Sería una coacción lo que se está realizando al estar ahí ejerciendo presión en la dirección que ese grupo desea.


También podría no ser ese su propósito y ser el de ‘informar a la mujer’. En este caso, mi ingenua sugerencia a tales grupos es que se establezcan en un local/bajo en el que sea la mujer quien vaya a informarse de los beneficios de seguir con su embarazo, del mismo modo que puede ir a este otro establecimiento/bajo a informarse y llevar posteriormente a cabo el aborto si lo considera.


¿Puede un psicólogo imponerte que abortes?


No creo que podamos ser nosotras las personas que decidan acerca de qué es idóneo para cualquier persona que se plantea abortar porque hacer eso sería, justamente, no tener en cuenta a esa persona; no valorar sus circunstancias, temores y/o esperanzas. En definitiva, no dejar que la persona tome la decisión razonada a conciencia que quiera tomar, sea cual sea.


Tampoco debe partir de nuestra profesión (psicólogos o psicólogas) la decisión de que quien dude acerca de qué realizar haga una u otra cosa. El trabajo consistirá en realizar una resolución de problemas y posterior acompañamiento psicológico sea cual fuere la decisión que la persona tome en su total libertad.


Algunas personas pueden optar por seguir con su embarazo aunque personalmente no sea lo que consideremos más apropiado (y no pasa nada) mientras otras mujeres pueden optar por interrumpir su embarazo considerando nosotros que podría seguir con este (y tampoco pasa nada). Se trata de una decisión que tendrá que tomar la mujer o la mujer con su pareja y, para la cual, nuestros juicios y valores no deben mezclarse.



¿Quieres que te acompañe en tu toma de esta decisión?




  • GUSTAVO TORRES FERNÁNDEZ
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 21 ago 2023

Estas palabras las hemos oído hasta la saciedad desde el mes de Marzo de 2019 hasta el punto en que ya "somos inmunes" a las noticias del COVID 19 (que no al dichoso virus). ¿Y cuáles son las consecuencias?


Al principio nos alarmábamos con el número de personas fallecidas e infectadas y tratábamos de hacer lo posible por evitar contactos; ahora, con una "normalización" del COVID 19 viene una bajada de atención/alarma y ello va aparejada a una relajación en las conductas de prevención que la población está/estaba llevando a cabo.


A ello hay que sumarle la creciente vacunación y los comentarios de "inmunidad de rebaño" por parte de los medios, dando lugar a la falsa sensación de seguridad por haber recibido la primera dosis de una vacuna (que no evita que te contagies, sino que palía los efectos negativos del COVID una vez te hayas contagiado) e incrementando esa falsa sensación de seguridad al saber que la gente que te rodea está vacunada.


covid19 emoticono mascarilla psicólogo

Esto no es nuevo. Con las imágenes en directo de guerras que nos han colado en la televisión o con las noticias de violencia de género ha sucedido lo mismo.


Al principio nos impactaba que saliera una ciudad devastada, gente huyendo y embarcando en pateras rumbo a Europa, o familiares de una mujer llorando por su muerte a manos de su pareja o expareja; ahora, cuasi instantáneamente y sin inmutarnos puede pasar por nuestra cabeza un "otra (guerra/cuidad/patera/mujer) más" como si dejasen de ser personas y pasaran a ser meros números. Como si pensásemos "Eso no me puede pasar a mi" o "Eso no ocurre aquí".


Ahora somos inmunes. Sí, pero al dolor ajeno. Inmunes hasta que de pronto nos toca de cerca. Los atentados de Madrid en 2004, París en 2015, Bruselas 2016 o Barcelona en 2017 fueron un sopapo de realidad y nos mostraron que podemos experimentar terror, tristeza y miedo estando aquí. Eso que veíamos tan lejano puede darse aquí. En esos momentos dejamos de ser inmunes.


Lo mismo ha pasado a quienes tristemente han vivido la violencia de género y el fatal desenlace del asesinato o desaparición de su familiar de cerca, experimentando ese guantazo de realidad, de una realidad más cercana de lo que asumían y para la cual no eran inmunes. No lo somos. Ese pensamiento de que no les puede pasar o no puede ocurrirles en su ciudad o país se ve sumido en una nube de incredulidad cual ciudad engullida por una tormenta de arena.

tormenta arena desastre

Y tras la tormenta, cuando se deposita toda esa arena en la ciudad, se ve los estragos que ha causado. El duelo por partida doble: porque sus expectativas han sido arrasadas y porque han perdido a un ser querido a consecuencia de ese suceso.


Lo mismo pasará cuando bajemos la guardia, nos confiemos a esa sensación de seguridad, y alguien cerca fallezca por COVID 19. Eso que veíamos tan lejano y que eran meros números del telediario a los cuales ya ni prestamos atención cobrará un valor distinto y único.


Esa tormenta de arena arrasará y, al depositarse, nos mostrará sus consecuencias con todo su dolor. Entonces, dejaremos de ser inmunes porque el dolor ya no es ajeno, sino que es el nuestro... De pronto nos tocará de cerca y ese dolor, a diferencia de nuestra nariz y boca tras una mascarilla, no se puede esconder.




Actualizado: 21 ago 2023


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Lo contaré como una historieta con moraleja porque así es más ameno que diciendo que se trata de una investigación seria llevada a cabo en Londres...

Érase una vez un casero muy competitivo y tacaño que cobraba una barbaridad a sus 90 inquilinos y quería que estos consumieran lo mínimo tanto en electricidad, como en consumo agua.

Este casero se fijo en que no muy lejos de ahí, otro casero cuya preocupación era el medioambiente, tenía unos gastos de electricidad y agua bajos... y, tras observar qué medidas tomaba con sus inquilinos, quiso retarlo.

- Si gano al final del año, los beneficios de este año de tu residencia son para mí. - ¿Y si gano yo?- preguntó el casero que se preocupaba por el medio ambiente.


- No ganarás... Así que no te preocupes por eso.- contestó el casero tacaño.

El casero súper competitivo había estado observando meses antes qué decía el otro casero a sus inquilinos y sabía que éste únicamente daba "consejillos" acerca de cómo ahorrar energía.

"Esto es sencillísimo. Tendría que haber apostado más fuerte."-pensó mientras decidía cómo ganar y humillar a su rival.

Finalmente, decidió que haría una competición entre sus propios inquilinos; aquel que consiguiese ahorrar más que ningún otro al final del año, tendría 2 meses de alquiler gratis.

"Esta medida es infalible. Si consigo que se peleen entre ellos por el premio, ahorrarán cada vez más... ¡y ganaré...!"

El día del inicio de la competición llegó y ambos enseñaron a sus inquilinos un par de "truquitos" para ahorrar energía. De hecho, ¡les dieron exactamente los mismos consejos a sus inquilinos! Además, acordaron en darles una gráfica cada semana en la que podían ver cuánto habían ahorrado y cómo se encontraban en relación a sus compañeros de la residencia.

Todo fue exactamente igual... salvo la coletilla que lanzó el casero competitivo: "Aquel de mi residencia que consiguiese ahorrar más que ningún otro al final del año, tendrá 2 meses de alquiler gratis."

El tiempo pasaba y los dos caseros veían cómo sus inquilinos ahorraban de la misma forma que los inquilinos veían cuánto habían progresado. Quizás, el casero competitivo llevaba una ligera ventaja sobre el otro...

Qué gran idea tuve al decir "Aquel de mi residencia que consiguiese ahorrar más que ningún otro al final del año, tendrá 2 meses de alquiler gratis."- Resonaba en la cabeza del casero competitivo.

Sin embargo, a partir de la quinta semana, las gráficas parecieron dar un giro inesperado. De pronto, eran menos los que trataban de ahorrar en la residencia del casero competitivo, mientras que en la otra residencia se mantenía dicho ahorro estable.

"Situaciones desesperadas, medidas desesperadas. Mañana subo el premio para el ganador a 5000€."- pensó.

Los resultados de las semanas siguientes, con los inquilinos sabedores de tal premio, no fueron mucho mejores. De sus 90 inquilinos, apenas 9 ó 10 seguían en la fiera lucha por ahorrar al cabo de 10 semanas; el resto vivía despreocupado por su consumo, como si jamás les hubieran dado consignas.

El casero competitivo no daba crédito el día que finalizó la apuesta. ¿Por qué no funcionaba su perfecta estrategia y los resultados que tenía distaban tanto de los del casero medioambientalista que no ofrecía premio alguno? ¿Habría sido boicoteado ruinmente por este?

Ese día dijo el casero verde- "Lo has intentado y no te culpo... pero donde funciona la motivación intrínseca, no utilices la motivación extrínseca, salvo que quieras fracasar"

"¡¿Qué?!"- contestó el competitivo.

"Tus inquilinos estaban tan motivados como los míos por ahorrar. Sin embargo, al meter un premio y ver que era inaccesible para ellos porque había otros más ahorradores, se descolgaron de tu juego... Y el colmo llegó cuando incrementaste el valor del premio y los que lo sentían más cerca, hicieron lo imposible por ganar, haciendo que se descolgasen más inquilinos de la pugna al ver el objetivo inalcanzable. No he sido yo quien ha boicoteado a tus inquilinos, ¡sino tú mismo!"



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