La agorafobia es un tipo de trastorno de ansiedad que se caracteriza por haber un miedo y una sintomatología ansiógena intensa a lugares o situaciones concretos. Este miedo y la aparición de síntomas de ansiedad ocurre cuando una persona se siente indefensa porque cree que le puede dar un ataque de pánico en el exterior sin poder hacer nada al respecto.
¿Cómo empieza la agorafobia?
La agorafobia se desarrolla frecuentemente asociada a un trastorno de angustia con ataques de pánico. Es un miedo patológico desproporcionado, irracional e involuntario que se desarrolla en tres etapas: primero, aparecen crisis de pánico espontáneas, después una progresiva ansiedad anticipatoria con las consiguientes conductas de evitación, y finalmente tenemos la clínica agorafóbica.
En la primera etapa, al aparecer la crisis de pánico, la persona se ve inundada por un torrente de neurotransmisores que aceleran su corazón, provocan una sensación de calor, tensan sus músculos, secan su boca, remueven su estómago, etc. Ante esto, y dado que la sensación es desagradable, se aleja del lugar en el que está teniendo la crisis de pánico. Aquí se ha plantado la semilla de la futura agorafobia.
En la segunda etapa comienza a darse una progresiva ansiedad anticipatoria. Esto es, la persona comienza a tener pensamientos intrusivos en torno al miedo a padecer los síntomas temidos y sensaciones que etiqueta como desagradables en cuanto la situación temida se acerca. Este miedo provoca una conducta de evitación (ya aprendida en la primera etapa) ante estas situaciones o conlleva soportar la situación con gran ansiedad.
En la tercera etapa nos encontramos ante la clínica agorafóbica. La ansiedad anticipatoria ha llegado a un punto en el que el mero hecho de pensar en que pudiera pasarle algo en X lugar, provoca un miedo tan intenso que la persona decide permanecer en el lugar en el que se encuentra.
¿Cómo tratar la agorafobia?
La psicoterapia, concretamente la terapia cognitivo-conductual, está considerada como la mejor terapia (la más efectiva) para lidiar con cualquier trastorno de ansiedad.
Además, dado que la problemática suele confinar a la persona con agorafobia en casa, quizás sea necesario -al comienzo- trabajar desde esta orientación y con psicólogos que puedan atenderte en tu domicilio. Posteriormente, al darse una mejoría, los encuentros continuarían en el despacho del psicólogo profesional.
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